Arrastro una pena maltrecha
arrostrando mis montañas
aquellas cordilleras cuya cúspide
ensombrece mi rostro fatuo
y ciego empeñado en continuar
mientras los días se hacen negros
descargando en verbo así
su peso empapelado
carísimo impuesto vivir para
deber, humillación bruta
arrostro cimas milenarias
dejo un rastro cojo
las rocas las lanzo al aire
golpean mi rostro
triángulo rastrero
lacerando el círculo vicioso
subiré ciega o deshecha
daré la vuelta locuaz o muda
o con leresis de cataratas
acompañada moriré
con el abrazo óvalo eterno
y me rastrillarán.
Publicado el 2025-11-29